
La Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile es, sin duda, el campus más significativo en la construcción de la imagen de la universidad en nuestro país. La continuidad de su fachada sobre la Alameda es el elemento urbano central y característico de su impronta en la ciudad de Santiago. Sus casi 160 metros de largo, que hoy se aprecian como una unidad, en realidad consisten en dos partes: la pieza original del arquitecto Ignazio Cremonesi de 1902 —que fue ocupada por el Instituto de Humanidades Luis Campino y hoy es el Centro de Extensión UC— y la prolongación hasta la calle Portugal de los arquitectos Emilio Jécquier y Manuel Cifuentes de 1910. Este último proyecto, “tal vez el más ambicioso edificio público en Santiago del momento, tomó como punto de partida la modulación del edificio de Cremonesi” (Pérez, 2016:60), iniciando así la idea de conformar un frente urbano continuo.
Después de un importante incendio en 1930, en el cual se quemaron los pisos superiores, el edificio hacia la Alameda tomó su forma actual, consolidándose a través de la homogenización de la fachada. Esta intervención se puede apreciar en el contraste entre la imagen del fotógrafo Odber Heffer Bissett (1915 aprox.) y la realizada por Enrique Mora (1936-1952). En ellas se muestra que, si bien existía un basamento continuo y un ritmo en el desarrollo de la fachada, la coronación de ambas partes era evidentemente distinta.
Mientras en el Centro de Extensión existían dos cúpulas que remataban los costados, en la proyección hacia el oriente existía un techo inclinado a modo de mansarda, como se puede apreciar en la primera imagen. La construcción de un cuarto nivel permitió entonces proyectar el remate continuo compuesto por una cornisa, frontones y fenestraciones que ritmaban la horizontalidad de la coronación, como lo evidencia la imagen de Mora.
En el centro se ubicó la imagen del Sagrado Corazón, del escultor vienés Ernesto Wünsch, inaugurada el 4 de julio de 19351. El Cristo de brazos abiertos y manos estiradas tiene un parecido indudable con el Cristo Redentor de Río de Janeiro2, inaugurada en la entonces capital de Brasil en 1931. Así lo confirma Germán Becker (2010) al comentar que monseñor Carlos Casanueva hizo el voto de poner una gran imagen del Sagrado Corazón en la parte más alta de la fachada, como sumo protector de la Universidad, los alumnos y maestros. La imagen es una reproducción de la que preside Río de Janeiro, desde los altos del Corcovado.
El aspecto francés de la fachada, adquirió una regularidad, un largo y una estética moderna que, junto al Cristo, le imprimirán el carácter cívico y monumental sobre la Alameda. Imagen icónica no solo de la Casa Central, sino que también de la misma Universidad.
Esta condición, si bien se mantiene al interior de los tres patios principales de los bloques originales de principios del siglo XX, se complejizó con diversas intervenciones contemporáneas que han ido colonizando el interior de la manzana —y que serán analizadas en esta guía—, limitando hacia el sur con el Hospital Clínico (obra de Fernando
Devilat, 1937) y hacia el poniente con edificaciones existentes para usos académicos de la Facultad de Medicina y con el Hospital Clínico UC Christus.
Estas intervenciones terminarán por extenderse como una colección de edificios dispersos que ocupan en parte la placa de las torres de la Remodelación San Borja, con otros edificios como el Centro del Cáncer (1996) y el de Medicina al otro costado de la calle Diagonal Paraguay (Sabbagh Arquitectos, 2017). Lo mismo sucede hacia el poniente con los edificios Patio Alameda (2004) y posteriormente con el Centro Médico Santa Lucía (2021).
Estos procesos no se han detenido y continúan a paso acelerado principalmente por la necesidad de infraestructura y equipamiento de especialidades médicas y académicas, las que no siempre guardan relación evidente con el edificio de Casa Central pero que, en su conjunto, constituyen acciones de revitalización y reprogramación del complejo barrio.
Macarena Cortés y Magdalena Amenábar