La Cara Norte del Huerquehue

Relato y fotografías por Alfredo de la Cruz

Tierras inexploradas

El Parque Nacional Huerquehue, (Huerque-Hue, Lugar de Mensajeros), fue creado hace más de 50 años y consta de 12.500 ha. Es visitado por 3.4 millones de turistas al año, (Conaf 2018), los cuales en su visita recorren el lado sur del parque, que corresponde a una pequeña parte de su totalidad. En este sector del parque, el turista se enfrenta una geografía característica de la región: áreas montañosas que crean increíbles lagos cristalinos, ríos y cascadas en medio de un escenario de Araucarias, Mañíos, Coihues, entre otros. Por el lado sur, se puede ver este espectáculo sin tener que caminar mucho, ni llevar demasiada carga. Pero, ¿qué ocurre con resto del parque, con su lado norte, el que no se logra conocer en una sola jornada? si ya tenemos increíbles paisajes en el pequeño lado sur, imagínense las maravillas que debe haber en el extenso y desconocido lado norte.


De norte a sur

Llega el otoño y salen los aventureros con ganas de visitar los bosques del sur del país, sin embargo, los parques conocidos y las fotografías que vemos a menudo de estos ya no son una novedad, y las ansias están en conocer nuevos rincones y descubrir nuevas rutas. Buscando nuevas aventuras recordé el parque Huerquehue y su cara inexplorada. Junté a mis amigos más aventureros, GPS, radios y mapas detallados del lugar. Compramos pasajes en bus hasta el punto más cercano al acceso norte del parque y así comienza la aventura, conociendo de norte a sur, de lo desconocido a lo conocido.


La aventura

Salimos de Santiago un viernes a las 22hrs y llegamos a Temuco cerca de las 7am. Desde ese punto nos trasladamos a la provincia de Cunco mediante micros interurbanas. En Cunco termina el transporte público, sin embargo, quedábamos a 50km de nuestra meta: el acceso norte del parque. Siendo las 8:30 am fuimos al supermercado del pueblo, compramos comida y gas para los días que venían y partimos rumbo a lo desconocido. En la marcha, la suerte no venía de nuestro lado: hacíamos dedo, pero nadie nos llevaba. El cansancio empezaba a afectarnos y las distancias parecían imposibles de alcanzar. No fue sino luego de 6 horas de caminata, que un auto lleno de fardos de paja se detuvo y nos ofreció llevarnos y dejarnos a 5 km del acceso norte al Huerquehue, ¡un dedo de la suerte!, nos salvamos de caminar algo imposible.

Una vez en la entrada norte del parque nos encontramos con la nada misma: no había recepción, seguridad, letreros, ni nada, sólo un cartel que decía “La Sra. Glady”. Siguiendo las indicaciones de la Sra. Gladys llegamos a una zona de camping. Para nuestro asombro, había ahí unas termas naturales a las que les salía vapor de tanto calor que liberaban. Por la época del año en la que estábamos y por lo cansados que veníamos no dudamos en parar a cocinar ahí y bañarnos en las termas para comer, hidratarnos y recuperar energía y seguir caminando.

Una vez recuperados, seguimos nuestro camino. Se empezaba a acabar el día y había que encontrar pronto un lugar para dormir. Preguntamos por indicaciones a la gente que estaba en las termas y nos apuntaban el camino a seguir con el dedo de manera no muy precisa, al mismo tiempo que nos contaban que la temporada pasada se habían perdido unos franceses y que el mes pasado se perdió un profesor de gimnasia de Temuco. Tremendo incentivo. Con esos datos nos miramos algo inquietos y sin pensarlo mucho comenzamos a caminar hacia donde nos había señalado. Luego de caminar un par de horas logramos meternos en un sendero establecido, y un par de horas después encontramos un poblado abandonado en mitad de la nada. Ahí había unas casas, galpones y cercas de animales en mal estado. Aunque el lugar era un poco escalofriante, sin duda era un buen lugar para armar campamento.


Luego de una reponedora primera noche, desarmamos campamento y emprendimos rumbo.  Con mucha nieve en el camino, comenzamos el recorrido con un zigzag de huellas de animales poco comunes. Apostábamos por ver Pudus, Zorros, y Pumas, sin embargo, lo que nos sorprendió en el camino fue una que otra ave típica de la fauna chilena. Después de caminar el día entero por densa vegetación, abriendo senderos poco marcados por la nieve y cruzando ríos congelados, nos encontramos con otro refugio. Fue aquí donde encontramos un primer cartel que decía, “Refugio Renahue” y otro “Bienvenido al Parque Nacional Huerquehue”; ya estábamos en tierra conocida!, lo que se venía por delante era caminar sin temor a equivocarse en la ruta y disfrutar “la parte fácil”, ya que la difícil ya había pasado (según lo que nosotros creíamos).

Seguimos caminando y nos encontramos con una gran pendiente, la que nos llevaría a uno de los puntos más altos del parque. Con la nieve hasta las rodillas, el sendero nos hizo llegar a un mirador para gozar de un paisaje inolvidable. Estábamos, como dice la gente, “en las copas de los árboles”, solo que nosotros estábamos en realidad “en las copas de las Araucarias”. Un recuerdo que jamás me había llevado del Huerquehue en visitas anteriores. Aquí nos relajamos y nos detuvimos toda la tarde. No nos preocupaba el tiempo hasta que notamos que el sol ya no pegaba con la misma intensidad que antes y nos dimos cuenta de que la luz ya no duraría mucho más, así que nos pusimos nuevamente en marcha. No pasaron muchos minutos antes de que el sendero se perdiera completamente bajo la nieve y la luz no impidiera ver correctamente donde estábamos parados, así que nos vimos obligados a buscar rápidamente un lugar para dormir. Fuimos a parar a la playa de una laguna casi congelada (una maravilla de paisaje) que no nos dejó dormir mucho debido a la humedad y el frio presente en nuestro campamento.

Al despertarnos y seguir la marcha, nos dimos cuenta de que la salida del parque por el acceso sur estaba mucho más cerca de lo que creíamos. Lo que nos permitió esperar las luces del amanecer en los lugares que siempre vimos a plena luz del día (una toma única y muy difícil de conseguir por temas de horarios y protocolos de la Conaf y los accesos al parque). Las expectativas de la expedición quedaron chicas al lado de lo que realmente vivimos. Podemos decir que el parque Nacional Huerquehue es donde se conocen rincones increíbles y que vale completamente la pena visitar. Sin embargo, tiene un lado norte inexplorado que, ahora que está marcado por el GPS, y es sin duda una puerta de entrada para lanzarse a descubrir aún más rutas dentro de este gran parque.

Bañarnos en termas naturales, dormir en pueblos fantasmas, caminar por bosques de araucarias llegando a miradores que te permiten verlas de frente, esperar el amanecer en lagos cristalinos, y todas las aventuras vividas superaron las expectativas de la expedición que planeamos desde una simple inquietud por conocer algo nuevo.

Sigue la ruta GPS en SUDA: https://suda.io/activity/rkoiowxhLJ