Para los amantes del trekking y birdwatching o avistamiento de aves, se presenta una interesante y desafiante alternativa en el sector nororiente de Santiago, el cual reúne tres componentes en un solo recorrido; vestigios de un acueducto inserto en plena ciudad; senderismo por el filo del cordón del Manquehue finalizando en el cerro homónimo ícono de Santiago; y el avistamiento de aves con una alta probabilidad de ver al representante emblemático de Chile, el cóndor andino.

La ruta, que tiene como una de sus ventajas ser gratuita, se ha dividido en dos etapas con la finalidad de entregar información suficiente para una experiencia única, además de proporcionar algunos consejos para maximizar la admiración de la naturaleza, los paisajes y abrir la mente y el alma a una experiencia transformadora en compañía de las aves, aprendiendo además parte de una historia poco conocida de la zona norte de Santiago, la capital de Chile.

Etapa A ruta norte de los cóndores de Santiago; aprendiendo un poco de historia y admirando la naturaleza.

El punto de partida está en la comuna de Huechuraba (en mapudungun: Wechurawe o lugar donde nace la greda) en la intersección del camino de Cintura con avenida El Carmen, al cual se llega por la calle Pedro Fontova Norte. En esta intersección, perpendicular a la calle hay un acceso hacia el cerro que lleva directo a un sendero bastante amplio que va contiguo al canal El Carmen.

Este recorrido de aproximadamente 4 kilómetros lleva a la cumbre del cerro La Cruz, que marca su cima justamente con ese símbolo, y se caracteriza por ser bastante amigable para realizarlo con toda la familia ya que tiene una pendiente suave y una altura de sólo 810 metros. Debe mencionarse que este camino es frecuentado por deportistas locales a pie, en bicicleta y también en motos, por lo que se debe considerar este factor ya que el sendero se hace angosto en algunos tramos. También hay que advertir que la primera parte del camino se ha ensanchado con la basura y los escombros que salen del canal cada vez que éste es limpiado y, aunque lo cubran con tierra, en este tramo lamentablemente se observa un entorno sucio, contrario al que todo caminante busca en la naturaleza.

Este sector es conocido a nivel local por tener un emplazamiento de gran valor histórico que formó parte de una red de acequias y que hoy se pueden visitar como un complejo de túneles de más de 500 metros de largo y con más de 100 años de antigüedad.

La construcción se relaciona con la guerra civil de 1891 y se habría construido para darle continuidad al cauce del canal El Carmen. Después de atravesar dos portones que están cerrados, pero que por el costado permite su pasada a todos quienes transitan por este recorrido, y en el momento que el canal desaparece a 1,8 km de iniciado el recorrido, comienza este interesante complejo de túneles que se inicia por un gran agujero ubicado en la pared del cerro. Una vez dentro del túnel se aprecian tramos con luz alternados con sectores en absoluta oscuridad que origina una leve sensación de inquietud, por lo tanto, se hace necesario llevar una linterna o utilizar la luz del celular para los más cautos.

El final del túnel desemboca hacia el poniente sobre la ruta Los Libertadores. Actualmente existe, para este complejo histórico, una solicitud al Consejo de Monumentos Nacionales para declaración en categoría de monumento arqueológico y por tanto asegurar su protección y preservación.

Retomando la ruta desde la cumbre del cerro La Cruz, el sendero continúa con una
dirección norte por unos 25 minutos para llegar a la cima del cerro San Ignacio a 880 msnm., en total 4,7 kilómetros desde la partida. Acá el sendero se curva hacia el oriente hasta alcanzar las cimas del cerro Poblete y Monte Buitre de similar altura, siempre bajo los 1.000 msnm. Si bien en este punto se han recorrido cerca de 7,3 kilómetros, la pendiente se mantiene con subidas y bajadas suaves, lo cual hace aconsejable llegar hasta este punto si van con niños. Luego el siguiente desafío es alcanzar, esta vez hacia el suroriente, la cima del cerro Guanaco también llamado cerro Región a 2,5 kilómetros desde la cumbre anterior con una altura de 1.270 msnm.

La cumbre del cerro Guanaco embriaga con una sensación de libertad infinita ya que permite admirar el valle de Huechuraba hacia el sur y el valle de Chamisero hacia el norte, perdiéndose la vista en las montañas lejanas que se observan si el día está despejado.

Mientras se le da al cuerpo un descanso, en este punto los amantes de las aves deben sacar los binoculares para poner atención y divisar, en forma frecuente, el vuelo del majestuoso Cóndor (Vultur gryphus). A veces, sobre nuestras cabezas y otras, bajo ellas gracias a las corrientes de aire que suben por el lado del valle de Chamisero y siguen su curso hacia el oriente perdiéndose en el cerro Manquehue como telón de fondo. Además del cóndor, en este sector es común divisar águilas moras (Geranoaetus melanoleucus) y aguiluchos comunes (Geranoaetus polyosoma), además de tencas (Mimus tenca), tijerales (Leptasthenura aegithaloides), plateros (Phrygilus alaudinus), turcas (Pteroptochos megapodius) y yales (Phrygilus fruticeti), entre otras especies comunes de ver. Si se tiene suerte también podrá encontrarse con algún curioso zorro culpeo (Lycalopex culpaeus).

En este punto hacia el este se divisa sin problemas el filo de la travesía que continúa hasta llegar al cerro Manquehue, proporcionando una vista de 360 grados de la capital. Finalizando esta etapa ya se han recorrido cerca de 10 kilómetros en total.

Etapa B ruta norte de los cóndores de Santiago; poniendo a prueba el estado físico y mental.

Continuando hacia el oriente, la bajada de más de 1.000 metros previo al inicio de una nueva subida de similar distancia llevará a alcanzar la cima del cerro Monte Gordo (1.240 msnm), el cual se reconoce fácilmente por sus dos pocas amigables estructuras de gran tamaño orientadas hacia el sur, que parecen carteles de publicidad y que incluso se divisan desde el valle Chamisero. Estas estructuras, son en realidad repetidores o reflectores pasivos que cumplen la función de interconectar dos puntos que no tienen acceso directo entre ellos. En otras palabras, funcionan como un espejo que refleja una señal y que son utilizados cuando la comunicación entre dos puntos es dificultada por un accidente geográfico. Lo único positivo de estas estructuras absolutamente ajenas al paisaje, es que proporcionan un poco de sombra para aquellos que no iniciaron el trekking de madrugada.

Continuando por el sendero siempre hacia el oriente, la próxima cima a alcanzar es la del cerro El Peñón a 1.500 msnm, lo cual se traduce en otros aproximados 2,5 kilómetros más de subida que ponen a prueba a los caminantes. Este es el punto más al norte de todo el recorrido, coincidiendo con el límite entre la Provincia de Chacabuco y la Provincia de Santiago. En este sector bien vale la pena descansar unos minutos y volver a sacar los binoculares, ya que seguramente por la hora en alcanzar la cima, si es que inició el recorrido de madrugada, deberían estar divisando cóndores que provienen de las corrientes ascendentes del cerro el Guanaco.

El tramo final de este desafiante trekking, es la cima del cerro más alto del valle de
Santiago; el cerro Manquehue (1.638 m) a 2,5 kilómetros de distancia desde la cumbre anterior, pero que comienza con un agradable y merecido descenso de un kilómetro para continuar con la última pendiente que valen la pena el esfuerzo, ya que llevarán a la cima de uno de los cerros más concurridos de Santiago.

Desde esta cumbre podrá visualizar algunos hitos urbanos relevantes como el rascacielos más grande de Sudamérica, la Gran Torre Santiago que forma parte del complejo Costanera Center y que tiene 62 pisos con 300 metros de altura, el domo del Parque O´Higgins (Movistar Arena) y también paisajes naturales como la cadena montañosa Sierra de Ramón, el cordón de San Francisco y por supuesto la Cordillera de los Andes. Ahora bien, si hasta este punto del recorrido de cerca
de 16,5 kilómetros, no se tuvo la oportunidad de observar cóndores, seguramente desde la cima se podrán divisar si se da el tiempo y aprovecha de admirar la belleza natural de los alrededores de la ciudad de Santiago, no por nada el nombre de este cerro en mapudungun significa “lugar de cóndores”.

Se deben entregar algunas consideraciones generales y particulares sobre este trekking para hacer de esta experiencia lo más placentera posible. Partir indicando que debido a que es un recorrido de un poco más de 16 kilómetros hasta la cumbre del cerro Manquehue, debe considerarse iniciarlo lo más temprano que se pueda de acuerdo con la estación del año, sobre todo si se piensa hacerlo en época de primavera y/o verano. Lo anterior, porque la vegetación básicamente son espinos, cactus y algunos guayacanes que proporcionan poca sombra durante todo el trayecto. Además, deben considerar el tiempo que invertirán en caso de que quieran recorrer el complejo de túneles al inicio de este trekking.

Si bien las rutas no están señalizadas con carteles, los senderos están marcados durante todo el trayecto, eso sí con un tráfico menor desde la etapa B de este recorrido. Parte del trekking está inserto en algunos terrenos privados, motivo por el cual deberán sortear cruces de cercos, pircas y portones que deben dejar en el mismo estado que los encontraron. También deben tener conocimiento del tránsito de motos que utilizan estos cerros, principalmente en la etapa A del recorrido, lo cual es lamentablemente evidente en algunos tramos por la destrucción del suelo debido a estas máquinas.

Como en cualquier paseo a la naturaleza, se debe vestir en forma adecuada dependiendo de la época del año y llevar la suficiente agua para hidratarse, ya que no hay cursos de agua durante el trayecto. Además, no olvidar el bloqueador solar, snacks y muy importante llevarse toda la basura propia y si tiene amor por el medio ambiente aproveche de llevarse alguna ajena.